La terapia es un camino de crecimiento

La terapia es un camino de crecimiento.

La primera etapa es la de la partida del viaje: el paciente decide acudir en demanda de ayuda para superar una crisis o enfermedad de algún tipo.

En terapia se cruza un umbral que consiste en una decisión voluntaria y consciente de querer mirar hacia dentro y entregarse a la búsqueda de otra manera de ser. A lo largo del camino el paciente descubre introyectos, recoge proyecciones e integra polaridades.

Al final del camino le espera el redescubrimiento de sí mismo pues las fuerzas buscadas y ganadas han estado siempre dentro de su corazón.

martes, 29 de enero de 2013

Los triángulos amorosos

Quizás uno de los temas más espinosos dentro de una pareja sea el de la infidelidad.
 
Cuando nos embarcamos en una pareja, se requiere un alto grado de esfuerzo, de compromiso, de aceptación de la otra persona, de la implicación de uno mismo dentro de la propia pareja….Dedicamos mucho tiempo y energía a estar con esta persona que hemos elegido. Al principio todo es fácil, parece que va rodado.... es lo que llamamos el enamoramiento, es la etapa de "mariposas en el estómago”, cuando parece que todo entre tú y la otra persona son coincidencias, y las diferencias o se ignoran o se ven como virtudes…. En esta fase todo son fuegos artificiales, sentimiento y emoción, nos parece haber encontrado por fin a nuestro príncipe azul, a la princesa de nuestros sueños, a lo que en la en la mentalidad popular se ha denominado “nuestra media mitad”.


Pasada esta fase, que no suele durar más de unos meses, empiezan las dificultades. Es cuando empieza a consolidarse la pareja.  Empezamos a ver realmente al otro es, y no tanto la imagen ideal que nos habíamos contado, y las diferencias empiezan a hacerse más patentes… ya no nos parece tan romántico y pasamos de la ilusión a ver que hay cosas del otro que nos molestan, no nos gustan o nos incomodan. En esta fase tenemos que aprender a negociar, entre nuestros intereses, nuestras amistades, familia y aficciones… aprender a poder estar bien con la otra persona sin renunciar a mi vida e incluyendo la vida de mi pareja… y tenemos que aprender también a hacer concesiones… si hay algo que para mi pareja es muy importante y puedo cambiarlo.

 
Pero a veces, en las parejas, y muchas veces sin tan siquiera buscarlo (no vamos a hablar en este artículo de los típicos Don Juanes, que buscan continuamente conquistar a numerosas damiselas), aparece una tercera persona.  Alguien por quien de pronto te sientes atraído, que te pone nervios@ al acercarse a ti, que de pronto activa en tu cuerpo y tu cerebro numerosas emociones que ya tenías olvidadas (vuelven las mariposas, el estar todo el día pensando en él/ella….) 

En este momento, hay personas que deciden dejar a su pareja y empezar con esta otra persona. Otras,  intentan integrar a este tercero en sus vidas, de una manera oculta. No quieren dejar a su pareja porque hay muchas áreas de su vida que sí llenan, pero no pueden evitar la atracción que esta otra persona ejerce sobre ella, y que llena otras áreas, probablemente igual de importantes, que su pareja no llena. Empiezan las llamadas, los mensajes, el verse a escondidas…. Y la persona que se mete en esta historia se debate entre sentimientos y pensamientos muy contradictorios…. “Si yo quiero a mi pareja, porqué siento esto por esta otra persona?” “le quiero y no quiero hacerle daño, pero también quiero mucho a esta otra persona….” Surgen intensos sentimientos de angustia, de culpa, de traición, y también de amor y de cariño…
En contra a la imagen popular en la que parece que cuando alguien se involucra en este tipo de historias es “porque es una mala persona”, “quería dividir un matrimonio”, “no le basta con una, que quiere dos”…..y mil mensajes con juicios negativos que podríamos rellenar….. las personas a las que les suceden sufren mucho con este tipo de aventuras.  Está el cariño, la pasión, el temor ante que la pareja se entere, la angustia, tristeza…… Y no siempre  son relaciones con un claro componente sexual. Las mujeres se involucran más en este tipo de historias por un componente emocional, de sentirse especiales, miradas, valoradas…

Es curioso cómo, en general, disfrutamos viendo en las películas estas historias… recordemos “Los Puentes de Madison”, o “El príncipe de las mareas”…. Y sin embargo en la vida real a la gente le gustaría poder salir corriendo de estos líos amorosos.



 ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué nos ocurre cuando esto sucede en nuestras vidas?
A muchas personas les gustaría pensar que eso jamás les sucederá, pero es algo que es bastante universal, está en todas las culturas, en todas las épocas, y es algo que les sucede a hombres y a mujeres. Lo que varía es el  cómo. Anteriormente, era el hombre era que solía tener una “querida”, y la esposa era su mujer y la madre de sus hijos. En la actualidad, con la liberación femenina, ha aumentado el número de mujeres que, teniendo pareja, ha tenido en algún momento alguna historia de este tipo.

Es lo que se denominan “relaciones triangulares”. Y en estas historias, podemos estar en cualquiera de las partes del triángulo
                          


No son inamovibles, podemos estar en un momento de nuestras vidas siendo  El traicionado, y en otras movernos en cualquiera de las otras dos.

Normalmente este tipo de historias tienen mucho que ver nuestra infancia, ya que partimos de un triángulo amoroso entre:  papá, mamá  y yo… en el que, si no se han resuelto adecuadamente las tensiones que puede general el vínculo entre papá- yo, mamá- yo, papá y mamá….en lo que a afectos se refiere, podemos repetir los esquemas que teníamos con ellos. Esto sucede mucho cuando se han tenido experiencias traumáticas con alguno de los dos progenitores (ya sea por descalificaciones, agresiones…), o en que los padres no han sabido marcar una distancia adecuada con el niño y lo han echado bruscamente del lado de la pareja temiendo que les pudiera “robar” el amor de su pareja.
También puede influir el que uno de los dos padres haya tenido aventuras extramatrimoniales,  identificándose, o bien con el traidor, o bien con la “aparente víctima”.

En cualquier caso, y sea cual sea el motivo que nos ha llevado hasta ahí, lo que está claro es que debajo de todo hay un potente mensaje, un conflicto no resuelto que tenderá a salir una y otra vez hasta que lo escuchemos y lo podamos resolver de una forma sana.

Volviendo la pareja, esto también es un claro indicador de que algo en la pareja no va bien.  Dedicamos mucho tiempo y energía y en la pareja, en general, nos gusta la exclusividad que nuestra pareja nos ofrece…   Habría que pararse a ver qué es lo que está pasando con esa pareja, cómo es la comunicación, qué es lo que me está faltando… y cómo puedo solucionar esto.
Ver si se puede recuperar todo aquello que nos llevó a estar juntos como pareja y a la realización de un proyecto de vida común, cómo mejorar aquellos aspectos de la pareja que ahora mismo están estancados… o, si en realidad me he dado cuenta de que ya no quiero estar con esta persona, poder terminar la relación, ya que no puede ser con un “final feliz”, que sea al menos con “un buen final”.

No podemos dividirnos por la mitad para estar en dos relaciones, no, al menos, sin un alto coste energético, emocional, y muchas veces, un elevado coste para la salud… Por eso recomiendo que tengamos muy claros cuáles son nuestros límites, y respetar aquellos límites que hayamos definido junto a nuestra pareja.
Por último indicar que para que una pareja sea pareja, tiene que haber intimidad, confianza, comunicación y sexualidad. Si alguno de estos componentes no se da o flaquea en la pareja, generará un conflicto que podrá llegar a desencadenar o, en la ruptura de la pareja, o en la búsqueda de alguien que llene ese vacío, con el consiguiente sufrimiento para todos los involucrados.


Escrito por: Almudena de Pablo.
                    

miércoles, 16 de enero de 2013

El diálogo en TG

¿Qué es un diálogo? Un diálogo existencial ocurre cuando 2 personas se  encuentran y cada una es impactada por y responde a la otra, es una forma de contacto especializada que incluye gestos o sonidos no verbales igual que un pianista puede dialogar con una orquesta. El diálogo Yo-Tú es para la terapia gestáltica lo que la neurosis de transferencia es para el psicoanálisis. De forma que los objetivos del psicoanálisis tradicional y la TG son similares, pero con metodología diferente.
Contactar es el proceso completo de reconocerse a sí mismo y al otro, es el proceso básico de la relación, significa apreciar las diferencias entre sí mismo y el otro, incluye conexión, separación, movimiento y darse cuenta. Es un proceso contacto/alejamiento. La persona existe en un campo ambiente/individuo. El campo se diferencia por los límites. Estos límites son procesos. El límite que diferencia a la persona de su entorno se llama Límite-Ego, al diferenciar el Yo del no-Yo, el individuo absorbe lo nutritivo y elimina el exceso. En proceso de contacto en el compromiso con el ambiente. Los límites eficaces son permeables y permiten transacciones entre el organismo y el ambiente. Un límite cerrado es como un muro por medio del cual el organismo se cierra al exterior y trata de ser autosuficiente, autonutritivo. Un límite demasiado abierto amenaza la existencia autónoma del organismo vía la perdida de la identidad separada (confluencia/fusión) Un límite eficaz ha de ser permeable para que entre lo nutritivo. La regulación del límite entre los extremos polares de fusión y aislamiento requiere del Darse Cuenta. Cuando dos personas se contactan entre sí, se conectan y mantienen sus identidades separadas.

La persona habitualmente aislada se aleja del límite y no se conecta con el ambiente, levantando un muro protector entre sí misma y el exterior. Fenomenológicamente no hay otro del cual diferenciarse. Pero sin ningún otro uno no puede existir. Para lograr vivir en aislamiento la persona se divide y se relaciona con partes de sí misma (retroflexión). La introspección y hablarse a sí mismo son métodos de aislamiento. Las personas que emplean este proceso siempre tienen una relación fantasiosa para reemplazar el contacto externo. Generalmente están en confluencia con algún “ellos” introyectado. Hay un deseo por y un temor a la confluencia.
La confluencia es la pérdida de la propia identidad separada. La subordinación/sumisión patológica de las preferencias de una persona a las de otra es una forma de confluencia. La persona se aferra y confía en el otro excluyendo la mantención de una existencia independiente. La persona aislada no permite diferencias dentro del muro, viendo sólo la confluencia como alternativa. Se pierde el terreno medio y se pasa a la dicotomía confluencia –aislamiento.
Hay 2 patrones en la confluencia:  2 personas confluyen y tienen un muro de aislamiento que los separa de los demás. O bien se destruyen las diferencias del otro significativo y se logra la confluencia. Cuando la confluencia se ve amenazada la persona se aísla o termina la relación.
Yo-Tú, la base existencial: Los humanos no poseen existencia, son su existencia, la crean mediante la acción. Sin embargo hay un núcleo que se refiere al verdadero ser, a veces se le llama esencia , es aquello que es verdadero para el sí mismo como totalidad. El sí  mismo es un proceso vivo y no una entidad estática.
El paciente que no se ama a sí mismo espera que el terapeuta le ame. Perls decía que para diagnosticar los vacíos del paciente hay que descubrir lo que trata de obtener del terapeuta. Si éste trata de rescatarlo no le ayuda realmente a integrar su división. El paciente tiene su propio sistema regulatorio. Parte de la competencia del terapeuta es conocer y confirmar/reconocer aspectos desconocidos del paciente. Para contactar el núcleo de la persona, el terapeuta debe tener su propia perspectiva, conocer la del paciente, arriesgar, confrontar, enfrentar la rabia, usar tecnología creativa, permitir la frustración. Reconocer lo que es, en el sentido del darse cuenta y de un verdadero encuentro, es terapia, es el proceso natural de vivir y aprender.
Comentario al libro PROCESO Y DIÁLOGO EN PSICOTERAPIA GESTALT de Gary Yontef