En muchas ocasiones acuden a consulta padres con hijos
pequeños que presentan comportamientos anómalos que los padres tratan de
modificar "tratando psicológicamente al niño", cuando en realidad esa
conducta no es más que el producto de una dinámica familiar imperceptible para
los propios miembros de la familia. Dinámicas que provienen de las familias de
origen y que están tan mecánicamente incorporadas que no podemos darnos cuentan
de cuánto nos influyen.
Como ejemplo que ilustra tal afirmación
acerca de esas cosas extrañas que ocurren sin que podamos encontrar una
explicación lógica, contaré la curiosa anécdota de Heinz Von Foerster,
científico y cibernético, que trabajó con el antropólogo Gregory Bateson en
Palo Alto en temas de comunicación humana, y que aplicaba la cibernética para
explicar los extraños fenómenos que se producen en la comunicación humana.
Von Foerster iba a
trabajar todos los días en bicicleta y al tomar cierta curva del camino siempre
se encontraba con los pollos que un granjero dejaba sueltos por la carretera. A
pesar de que actuaba con cautela y frenaba cada vez tratando de no
atropellarlos, irremediablemente siempre atropellaba alguno, por muy lento que
pedaleara, y luego tenía que indemnizar al granjero por los pollos muertos.
Después de probar una y otra manera de evitar estos accidentes, se paró a
meditar y decidió estudiar con mirada cibernética el inexplicable fenómeno, y
entonces cayó en la cuenta del siguiente fenómeno que se producía cada vez de
forma inexorable: cada vez que él se acercaba con la bicicleta los pollos
huían, pero al mismo tiempo vigilaban para tener controlado en su campo de
visión dónde se encontraba él. Para poder tenerlo dentro de su campo de visión,
los pollos tenían que aproximarse nuevamente, es decir, huían y volvían para
tenerlo controlado, de forma que cuando él reducía la velocidad daba tiempo a
que los pollos fueran y vinieran más veces, de manera que su cautela volvía la
situación más incontrolable.
Aunque podamos dudar de la buena voluntad del
granjero, para quien posiblemente tal situación le resultara muy lucrativa,
está claro que Von Foerster no quería atropellar a los pollos y hacía todo lo
posible para evitarlo, y los pollos a su vez hacían todo lo que podían para no
ser atropellados.
La Terapia Familiar Sistémica es una terapia de
colaboración entre los miembros del sistema familiar. El poder ver lo que antes
no veían les permite elegir otras opciones de conducta, y con ello cambiar y
que las relaciones en el sistema mejoren.
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