No existe perturbación mental que a la vez no sea física. La persona deprimida lo está tanto física como mentalmente. Ambas cosas son en realidad una sola. La creencia de que "todo está en la cabeza" es la gran ilusión de nuestro tiempo, ignorando la realidad de que la vida en todas sus manifestaciones es un fenómeno físico. Y como es el espíritu el que mueve a la persona también podemos decir que el individuo deprimido sufre una depresión de su espíritu.
Cuando las cuerdas de un violín están bien afinadas, vibran y emiten sonido. Uno, entonces, puede tocar una canción alegre o triste, un canto fúnebre o una oda de gozo. Pero si las cuerdas no están bien afinadas, el resultado será una cacofonía. Si están flojas y sin tono, no darán ningún sonido. El instrumento está muerto, incapaz de responder. Esa es la condición de la persona deprimida, que es incapaz de responder. La incapacidad para responder es lo que distingue la situación del deprimido de cualquier otra condición emocional. Nada es capaz de evocar una respuesta en la persona deprimida; la perspectiva de placer, a menudo sólo servirá para ahondar la depresión.
La autoexpresión, la expresión del self, es una necesidad básica de todos los seres humanos y de todas las criaturas. Esa vía está cerrada en las personas con depresión. La depresión supone una pérdida de sentimientos La expresión emocional se activa y se trabaja en terapia, y es muy importante en la depresión porque
DEPRESIÓN= IRA + IMPOTENCIA
Porque no es que el deprimido carezca de energía sino que en realidad utiliza parte de su energía para reprimir y aplastar sus emociones. La tarea terapéutica es proporcionar al paciente la comprensión y los medios para que lleve a cabo su liberación.
Del libro "La depresión y el cuerpo" de Alexander Lowen.
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