La terapia es un camino de crecimiento

La terapia es un camino de crecimiento.

La primera etapa es la de la partida del viaje: el paciente decide acudir en demanda de ayuda para superar una crisis o enfermedad de algún tipo.

En terapia se cruza un umbral que consiste en una decisión voluntaria y consciente de querer mirar hacia dentro y entregarse a la búsqueda de otra manera de ser. A lo largo del camino el paciente descubre introyectos, recoge proyecciones e integra polaridades.

Al final del camino le espera el redescubrimiento de sí mismo pues las fuerzas buscadas y ganadas han estado siempre dentro de su corazón.

martes, 16 de octubre de 2012

"El sí-mismo puede definirse como un factor de guía interior que es distinto de la personalidad consciente. Es el centro regulador que proporciona una extensión y maduración constantes de la personalidad. Pero este aspecto mayor y más cercano a la totalidad de la psique aparece primero como una mera posibilidad innata. Puede emerger muy débilmente o puede desarrollarse con una totalidad relativa a lo largo de toda la vida. Hasta donde se desarrolla depende de si el ego está dispuesto o no lo está a escuchar el mensaje del sí-mismo. Si lo hace se convertirá en un ser humano más completo.  Este aspecto creativamente activo del núcleo psíquico puede entrar en juego sólo cuando el ego se desentiende de toda finalidad intencionada y voluntaria y trata de alcanzar una forma de existencia más profunda y más básica.
El ego tiene que ser capaz de entregarse a esta incitación interior hacia el desarrollo. La gente que vive en culturas más firmemente enraizadas que la nuestra, tiene menos dificultad en comprender que es necesario prescindir de la actitud utilitaria de los proyectos conscientes con el fin de dejar paso al desarrollo consciente de la personalidad. Una vez conocí a una señora anciana que no había conseguido mucho en su vida, en el sentido de cosas externas. Pero, de hecho, había hecho un buen matrimonio con un marido difícil y, en cierto modo, había desarrollado una personalidad madura. Cuando se quejó de que no había “hecho” nada en su vida, le conté un cuento relatado por un sabio chino Chuang-Tzu. Ella comprendió inmediatamente y sintió un gran alivio. Este es el cuento:
Bonsai - Roble, Roble albar, Carvallo
Un carpintero ambulante, llamado Piedra, vio en sus viajes un g
igantesco y añoso roble que se levantaba en un campo junto a un altar hecho de tierra. El carpintero dijo a su aprendiz, el cual admiraba el roble: "Ese es un árbol inútil. Si quieres hacer un barco, pronto se pudrirá; si quieres hacer aperos se romperían. No puedes hacer nada que sea útil con ese árbol y por eso ha llegado a ser tan viejo"
Pero en una posada, aquella misma noche, cuando el carpintero se fue a dormir, el roble añoso se le apareció en sueños y le dijo: "¿Por qué me comparas con vuestros árboles cultivados tales como el espino blanco, el peral, el naranjo y el manzano y todos los demás que dan fruta? Aún antes de que se pueda recoger el fruto, la gente los ataca y los viola. Sus ramas gruesas están desgajadas, sus ramillas rotas. Su propio fruto les acarrea el daño y no pueden vivir fuera de su espacio natural. Esto es lo que ocurre en todas partes y por eso hace tanto tiempo que intenté convertirme en completamente inútil. ¡Tú, pobre mortal! ¿Te imaginas que si yo hubiera sido útil de alguna forma hubiera alcanzado este tamaño? Además, tú y yo somos criaturas y ¿cómo puede una criatura elevarse tanto como para juzgar a otra criatura? Tu, hombre mortal útil, ¿qué sabes acerca de los árboles inútiles?"
El carpintero se despertó y meditó sobre su sueño y, después, cuando el aprendiz le preguntó por qué precisamente ese árbol servía para proteger el altar, le respondió: "¡Calla la boca! ¡No quiero oír hablar más sobre eso! El árbol crece aquí a propósito porque en cualquier otro sitio la gente le hubiera maltratado. Si no fuera el árbol del altar, le hubieran convertido en leña."
Evidentemente el carpintero comprendió su sueño. Vio que el simple hecho de cumplir nuestro destino es la mayor hazaña humana y que nuestras ideas utilitarias tienen que ceder el paso ante las demandas de nuestra psique inconsciente. Si traducimos esta metáfora al lenguaje psicológico, el árbol simboliza el proceso de individuación que da una lección a nuestro miope ego.”

Y, me dejó pensando: ¿Cuántas veces uno intenta averiguar el por qué y el para qué de su existencia, dejándola pasar?¿ Acaso se es menos importante en tanto la utilidad que tengamos? ¿ Y cuál es ese parámetro que nos distingue de los más o de los menos útiles? ¿Cuántas anécdotas y buenos momentos surgen bajo un "roble inútil"?

viernes, 7 de septiembre de 2012

      Marion Woodman nos dice en " EL ALMA INFANTIL" que la psique tiene una inclinación natural a la plenitud y es por ello que el Yo intenta propulsar su parte ignorada hacia el exterior para que la parte consciente pueda reconocer esa oparte inconsciente e integrarla. Cuando la terapia comienza el paciente se encara con una pregunta ¿quién soy yo? En cuanto empiezan a aflorar las emociones se da cuenta de la separación que existe entre su mente y su cuerpo.
 
     Cuando nuestro cuerpo emite señales que identificamos como ansiedad lo que estamos recibiendo es un aviso de que algo no va bien; lo experimentamos en el cuerpo y, en lugar de escucharlo tratamos de acallarlo por todos los medios posibles,  llenándolo de comida o intoxicándolo con tabaco; nos llenamos de actividades o de trabajo para olvidarnos, o lo anestesiamos con drogas o alcohol. Abusamos de él hasta el agotamiento o lo silenciamos con píldoras. Mucha gente puede escuchar a su gato más inteligentemente que a su propio cuerpo despreciado. El gato corresponde con amor a sus cuidados, mientras que el cuerpo se verá obligado a lanzar gritos estremecedores para hacerse oír.
 
      Antes de que los síntomas se manifiesten, las llamadas de ayuda aparecen en los sueños: un elefante recién nacido y abandonado, un gatito medio muerto de hambre, un perro al que se le ha roto una pata. Es el llanto del alma que no encuentra otra forma de hacerse oír, es nuestro niño interior.
 
     Con el transcurso de la vida quizá hemos abandonado a nuestro niño para complacer a los demás, padres, maestros, jefes, amigos. Muchos hombres y mujeres viven atrapados en su muda desesperación hasta que optan por ayudar a su niño interior.
 
     El ego infantil es proceso de formación escoge frecuentemente identificarse con un Yo falso a fin de obtener atención. Ahí se asientan las raíces de nuestros transtornos, en el miedo del niño a que no se le ame por lo que es. El verdadero Yo, o niño interior, se rechaza como algo inferior y desagradable y, para protegerse de esa sensación, edificamos una fachada de grandiosidad. El niño interior, pequeñito, inseguro, frágil, meticulosamente oculto, queda fuera del alcance del adulto. Es precisamente el reencuentro con este niño que habita en nosotros lo que nos permitirá sanar y crecer porque en ese niño están todas las posibilidades la fuerza, la curiosidad, el asombro ante el mundo, la creatividad. Nuestra capacidad de desarrollo nunca fue mayor que cuando éramos niños...y ese niño sigue oculto en nuestro interior esperando a ser descubierto y valorado.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Ejercicio para "ablandar" las emociones negativas cuando nos asaltan y poder sentirlas y reconocerlas sin que nos dominen.

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Recomiendo este ejercicio para esos momentos en que nos sentimos asaltados por emociones como culpa, rabia, odio...... y que nos sentimos incapaces de controlar. (Copiado de la página web de Vicente Simón). No se trata de mirar a otro lado, de conseguir que "se nos pase" ya que tienen su función, no se trata de reprimirlas. Cuando nos hayamos tranquilizado podremos analizarlas.
1. Pausa de la compasión
(Neff, 2011; Germer & Simón, 2011)
Si te asalta una emoción negativa y puedes tomarte un momento de respiro, prueba a hacer lo siguiente:
1. Ponte la mano sobre el corazón
2. Haz una inspiración profunda y tranquilizadora
3. Repite estas frases:
Este es un momento de sufrimiento
El sufrimiento es una parte de la vida
Que sepa ser amable conmigo y darme la compasión que necesito
O quizá encuentres más apropiadas estas:
Esto duele.
Todos sufrimos.
Qué yo me acepte tal como soy
Experimentarás alivio con rapidez y si te acostumbras a hacerlo de manera regular cuando te pase algo desagradable, verás como el proceso se automatiza y tu estado de ánimo cambia con más rapidez
2. Ablanda, Tranquiliza y Permite
(Germer & Simón, 2011)
El siguiente ejercicio —Ablanda, Tranquiliza y Permite— es una forma rápida de manejar las emociones difíciles con compasión:
• Haz una inspiración profunda y recorre tu cuerpo para ver en dónde sientes más molestias
• A continuación, ablanda esa zona de tu cuerpo. Deja que tus músculos se relajen como si aplicaras una toalla caliente a un músculo que te duele. No trates de que se vaya la tensión, sino sólo de estar con lo que sientes de manera amable y apacible
• Ahora, tranquilízate en esa lucha que tienes. Pon la mano sobre el corazón y siente cómo respira tu cuerpo.Cálmate a ti mismo como si estuvieras calmando a un amigo o a tu propio hijo
• Por ultimo, permite la presencia de la molestia. Abandona el deseo de que la sensación desaparezca. Deja que el dolor vaya y venga como quiera, como si fuera un huésped que tienes en tu casa
Referencias (para 1 y 2):
- K. Neff (2011): Self-Compassion. William Morrow, New York.
- C. Germer & V. Simón (2011): Compasión y autocompasión, en “Aprender a practicar mindfulness”:
V. Simón & C. Germer. Sello Editorial, Barcelona

jueves, 19 de julio de 2012

Acerca de la culpa

“La culpa auténtica se puede aliviar con la confesión, el arrepentimiento, la reparación y el perdón. La culpa neurótica se puede aliviar explorando la base introyectada del código infringido, llevando al darse cuenta el resentimiento y la rabia, deshaciendo las proyecciones, movilizando un canal para que la agresión se exprese hacia el ambiente y permitiendo la aparición de un código basado en la auto-regulación organísmica.”

(Yontef, 1995: 463
Las emociones no son sólo algo abstracto, son energía que se materializa en nuestro interior y ocupa un espacio real. Si me congestiono con mis propios sentimientos, mi organismo no tiene lugar para nada más a menos que digiera lo que estoy sintiendo y lo exprese hacia el exterior de diferentes maneras como llorando, gritando, riendo, empujando o golpeando.
No es suficiente reconocer las emociones y los sentimientos sólo a un nivel racional, necesitamos darnos el permiso de sentirlos y manifestarlos y de compartirlos con otros, en especial en relación con aquel o aquellos que estamos sintiendo eso que sentimos. Reconocer nuestra vulnerabilidad, nos vuelve hermosos, nos convierte en personas reales y no en objetos programados.
Nuestro juez interior trata de impedir que expresemos y reconozcamos estos sentimientos provocando con ello una gran ansiedad y también conductas obsesivas. Antes de que el sujeto se haga consciente de ellos, los censura y trata de anularlos. Las personas obsesivas suelen tener unas normas muy rígidas, un "perro de arriba" o juez interior tremendamente culpabilizador que interviene activamente para reprimir cualquier conducta que pueda transgredir la norma introyectada.
 
Un acto obsesivo y un sueño recurrente tienen en común que ambos implican asuntos pendientes por resolver. Ambos indican que el soñante o el obsesivo tienen que resolver algo y no quieren aceptarlo.

martes, 8 de mayo de 2012

Algunos aspectos de la terapia

Frente a otro tipo de enfoques, la Gestalt se vincula a esa línea terapéutica que busca las direcciones positivas y las metas en la vida, utilizando directamente técnicas destinadas a alcanzarlas, basándose en  valores como la espontaneidad, la conciencia sensorial, el contacto, etc, de forma que se ponga en evidencia la forma en que el paciente se frena a sí mismo, se bloquea, se frustra. Los bloqueos en su toma de conciencia y en la conducta se manifiestan del mismo modo que en la vida del sujeto. Cuando adquiere conciencia de lo que evita amplía su experiencia y se  incrementa su capacidad de vivir. 
            Ruth Cohn afirma que, según la teoría psicoanalítica, una persona está necesitada de ayuda cuando es incapaz de percibir y tomar decisiones en forma realista. Sus fijaciones le inducen a error. Las causas son aptitudes no desarrolladas, percepciones infantiles equivocadas o identificados con adultos neuróticos. El neurótico cree que tiene una percepción realista del mundo hasta que su ilusión le lleva a repetir grandes y repetidos fracasos. Pero el deseo inconsciente de aferrarse a sus primitivas defensas que le han protegido de sus temores crea resistencias. Los niños se rodean de una pseudoseguridad en su mundo imaginario (con fantasías como poseer poderes mágicos) y de mayores crean transferencias futuras a cada recién llegado. El paciente sólo renunciará a la omnipotencia como mecanismo de defensa cuando experimente su potencia real al descubrir e integrar su propias fuerzas liberadas. Ha de aprender a aceptar la inseguridad realista intrínseca al ser humano.

sábado, 28 de abril de 2012

El apego y la terapia.

     Las alteraciones tempranas en el apego tienen efectos perjudiciales duraderos, disminuyendo la capacidad del niño de autoregular su activación fisiológica cuando siente ansiedad, miedo, ira, y dificultando el desarrollo de relaciones sanas y el afrontamiento del estrés. Bion (1962) sugiere el término contención para describir cómo el cuidador primario proporciona un entorno psicológico que ayuda al niño a adquirir  habilidades de autoregulación.

      Cuando la madre reconoce los estados fisiológicos y afectivos del niño y le ayuda a abordarlos eficazmente, está conteniendo al niño y  brindando un entorno sostenedor, y facilitando que el niño aprenda a hacerlo por sí solo. Cuando la madre enseña al niño que estar ansioso, triste o airado no es algo rechazable sino que es natural y hay que ser capaz de soportarlo, el niño aprende que a veces uno se siente mal y no es algo malo; de lo contrario, aprenderá a inhibir de cualquier forma esos estados emocionales buscando escapes, generando fobias, ocultándose a sí mismo sus emociones. Este aprendizaje puede realizarse en terapia pues el terapeuta contiene la ansiedad del paciente haciéndole ver que no es tan temible su activación fisiológica, la ansiedad, el miedo...el paciente puede mostrarse tal cual es ante el terapeuta y aprender a atravesar el miedo y la angustia y salir fortalecido de esa experiencia.

      Dentro de una relación de apego seguro el niño aprende a equilibrar las estrategias autorreguladoras  a través del desarrollo de las áreas reguladoras del córtex prefrontal orbital. Sin cortar el contacto con sus emociones, el niño desarrolla así una capacidad óptima de valorar la seguridad, el peligro y las situaciones que pueden suponer una amenaza para la vida.

    Cada uno de los estilos de apego ( inseguro-evitativo, inseguro-ambivalente, desorganizado-desorientado) plantea unas dificultades específicas tanto para el paciente como para el terapeuta. Cuando no se ha podido desarrollar un apego seguro y el paciente acude a terapia, es el apego al terapeuta el que sirve de base desde la que poder explorar tanto el mundo interno como el entorno externo, ofreciendo un puerto donde refugiarse en momentos de temor y angustia, y una fuente de información para comprender el sentido subyacente de los síntomas perturbadores.

jueves, 12 de abril de 2012

Del libro de Carl Gustav Jung "El yo y el inconsciente"


     Uno de los símbolos que utilizaba Jung para expresar la búsqueda de la totalidad era el mandala. En el centro del mandala figura el sí-mismo (Selbst), que el sujeto intenta alcanzar en el proceso de individuación.
 Para Jung, la individuación era el objetivo de la terapia, proceso que consideraba no sólo deseable sino imprescindible, porque de lo contrario, el individuo va a parar a un estado y comete unos actos que lo desquician consigo mismo. Por eso no podrá estar unificado con los propios actos, ni se podrá asumir la responsabilidad frente a ellos.

La desunificación de sí mismo es precisamente el estado neurótico e insoportable del que uno quisiera redimirse. Pero una redención de ese estado no sobreviene sino cuando se puede ser y actuar como uno es por íntima convicción, un sentimiento que puede ser al principio confuso e inseguro, pero que conforme progresa el desarrollo, se vuelve cada vez más fuerte y más claro. Cuando uno pueda decir: "Este soy yo, y así obro" entonces puede estar unificado con su ser, aunque le cueste trabajo; entonces puede asumir la responsabilidad de sus actos, aunque se resista a hacerlo.

Ciertamente,  se tendrá que reconocer que nada es tan difícil de soportar como la carga de sí mismo (Estabas buscando la carga más pesada, y te encontraste a ti mismo", Nietzsche).

La individuación es imprescindible para ciertos individuos, no sólo como una necesidad terapéutica, sino como un elevado ideal, como una idea de lo mejor que se puede hacer.

No existe curación ni mejoramiento del mundo que no se haya empezado en el individuo mismo.


martes, 13 de marzo de 2012

El ser humano es una experiencia de vulnerabilidad

Víctor Márquez Paílós prior de la Abadía benedictina de Santo Domingo de Silos es un monje infrecuente que trata de recibir la vida como un don: de gozarla en compañía. Va más allá de la ortodoxia y el credo, apuesta por la libertad, por el gozo de saber, anhelo incluso superior a la experiencia religiosa. La vida es una continua superación hacia el Amor.
"Yo pienso que la fragilidad humana necesita de un cierto conjuro para mostrarse, una invitación silenciosa que, de no llegar nunca, la deja expuesta a la enfermedad, a la somatización. Y el sacerdote capaz de obrar semejante conjuro en nuestro tiempo es el psicólogo. El hombre de nuestros días vive psicologizado, necesitado de la psicoterapia para poder soportar sus heridas, que no son sino efecto de lo que no se ha podido decir en la vida, de lo que no se ha podido dar, mostrar, ser. Porque quizá nunca se ha recibido la invitación a dar, a mostrar, a ser uno mismo. Y, en este sentido, creo que tenemos todos delante, para con nuectros semejantes, una tarea terapéutica. la difícil tarea de dejar de explicar a los demás como son- a la luz de cómo deberían ser- para empezar a dejarles ser como son, a dejarles brillar con luz propia."
"Conversaciones en Silos". Edit Kailas

miércoles, 7 de marzo de 2012

La relación curativa

Según Paul Gilbert una relación curativa en la vida cotidiana es aquella en que podemos contar a otra persona nuestro dolor emocional. Ella contiene nuestro dolor durante la conversación y entonces tomamos prestado ese enfoque de nuestro sufrimiento, que es más amable, más bondadoso y reconfortante, pudiéndolo llevar a nuestras vidas. Y con la Meditación de inspirar y espirar compasión.

La compasión


Adquirir habilidades de autocompasión es esencial para el manejo de las emociones. Cuando nos embargan las emociones desagradables necesitamos que se apacigüe el toro que llevamos dentro y que se nos conforte para poder estar de nuevo atentos, pero para ello necesitamos compasión; ésta se desarrolla o incrementa con la práctica. Tres habilidades o procesos mentales de la meditación Mindfulness son: conciencia focalizada en un solo punto (concentración), conciencia de campo abierto (mindfulness) y bondad amorosa y compasión. Al ser la mente un lugar difícil para vivir, y más cuando hemos crecido, ya que en estado de reposo la mente busca automáticamente problemas en el pasado (remordimientos) y anticipa problemas en el futuro (ansiedad), las tres habilidades descritas nos ayudan a vivir más pacíficamente, focalizando la tención, mi5rando lo que aparece y dándonos cariño.

Si la compasión significa "sufrir con otra persona", empatía en respuesta al dolor, y tiene dos elementos clave: el emocionarse con el sufrimiento y el deseo de aliviarlo, la autocompasión es darnos a nosotros mismos cuando sufrimos el mismo cuidado que damos a los demás cuando tenemos compasión, y no teniendo respuestas, hacia nosotros mismos de autocrítica aislamiento y ensimismamiento (cavilación).

"Cuando me siento triste trato de acercarme a mis sentimientos con aceptación y apertura". El principal obstáculo es el creerse autoindulgente pero la investigación ha demostrado que las personas con autocompasión tienen mayor probabilidad de aprender de los errores y volver a comprometerse con sus metas. Como dice C Rogers "la curiosa paradoja de la vida es que cuendo me acepto como soy, entonces puedo cambiar".

Reseña de Agustín Moñivas Lázaro en Papeles del Psicólogo sobre " Aprender a practicar Mindfulness" de Vicente Simón.

jueves, 9 de febrero de 2012

TRASTORNOS DE ANSIEDAD ( TRASTORNOS DEL AUTOAPOYO)

                                                    

                     Yurok                                                                   Sioux


        
Boletín nº 31 de la AETG (Asociación Española de Terapia Gestalt)
Nurieta González

Podemos definir la ansiedad como un estado de activación del  sistema nervioso, consecuencia de estímulos externos o producto de un trastorno endógeno de las estructuras o de la función cerebral. Esta activación se traduce en multitud de manifestaciones corporales, psicológicas y conductuales.

Entre las manifestaciones corporales se pueden dar las de carácter cardiovascular, tales como taquicardia o dolor precordial, respiratorias como disnea o sensación de ahogo, digestivas, como nudo en el  estómago, naúseas, vómitos, aerofagia, meteorismo, diarrea o estreñimiento, genitourinarias como micción frecuente o interferencia con la esfera sexual, neuromusculares como tensión muscular, temblor, hormigueos o cefaleas y neurovegetativas como sequedad de boca, sudoración, escalofríos, mareo o inestabilidad.

Entre las manifestaciones psicológicas y conductuales vemos: aturdimiento, desasosiego, irritabilidad, miedo intenso, aprensión, agobio, miedo a perder el control, deseo de escapar, desrealización, despersonalización, dificultad para la concentración, incapacidad para estarse quieto, movimientos y actos repetitivos, inhibición y bloqueo psicomotor e insomnio.

Utilizamos indistintamente los términos ansiedad y angustia aunque en sentido más estricto la angustia es un tipo de ansiedad que cursa como una crisis aguda con intensa sintomatología y que suele asociarse a la vivencia de pérdida de control e incluso de muerte inminente (crisis de angustia o ataque de pánico).
Hay conceptos relacionados con la ansiedad, básicamente el miedo y el  estrés. El miedo como respuesta emocional a un peligro concreto e inminente frente a la ansiedad como situación más difusa y un sentimiento de incomodidad más continuo y permanente. En cuanto al  estrés fue originalmente conceptualizado como la fuerza que se ejerce sobre una estructura física y fue Selye el primero que utilizó el  concepto aunque, muy a su pesar, ya que se dio cuenta, posteriormente a la generalización del término, de que debería haber utilizado el término strain que hace referencia al grado de distorsión que esa fuerza produce en el  sistema. Esta confusión es común en cuanto a la conceptualzación del estrés. ¿es una respuesta desproporcionada a un acontecimiento y, por tanto, algo que depende de factores subjetivos? O más bien ¿es una respuesta natural a los requerimientos del ambiente? En general, se considera que una persona se encuentra sometida a una situación de estrés cuando ha de hacer frente a demandas ambientales que sobrepasan sus recursos, de manera que percibe que no puede darles respuesta de una manera adecuada. De esta forma ponemos en relación la respuesta al estrés y la consiguiente ansiedad con las demandas ambientales (los estresores) y con los recursos personales, así como con la  percepción de esos recursos.

Una mayor capacidad individual para afrontar la frecuencia e intensidad de los estresores se denomina resiliencia.

Volvamos a la  ansiedad, que recordamos como esa sensación difusa de malestar físico y/o psíquico que todos hemos experimentado en alguna ocasión.

La  ansiedad y el  estrés se suelen valorar como algo negativo y, de hecho, así lo hacen casi todos los pacientes. Quieren disminuir ese malestar y esa angustia, quieren hacer desaparecer el síntoma universal de cualquier malestar psíquico que es la ansiedad, de la misma forma que queremos hacer desaparecer el dolor aunque éste sea un aviso de una grave enfermedad.

La ansiedad es un síntoma, el principal síntoma de malestar psíquico. Pero hablando de este modo pasamos por alto que tanto en el estrés como en la ansiedad se dan factores altamente adaptativos.  Las curvas de rendimiento físico o mental siempre hacen coincidir el máximo rendimiento con un cierto nivel de ansiedad. Por debajo de ese nivel de ansiedad, el nivel de alerta, la concentración y los reflejos son menores. Y por encima de ese mismo nivel de ansiedad, el  rendimiento decrece. Por ejemplo, en un examen, la  ansiedad afina la atención y la memoria, hace relacionar mejor los conceptos...etc y en una prueba de atletismo la ansiedad pone a punto una necesaria tensión muscular y nerviosa. Es frecuente ver a los atletas antes de una prueba haciendo gestos para activarse, a veces se pegan en la cara, respiran fuerte, se dan golpes en las piernas...

La investigación genética ha demostrado que los individuos que tienen una versión algo más corta del gen involucrado en el transporte de la serotonina suelen tener un mayor grado de ansiedad que aquellos que tienen la  versión más larga del gen. Lo sorprendente es que cerca del 70% de las personas tienen la versión corta del gen, lo que resulta en una mayor ansiedad. Una interpretación de este hallazgo es que esta distribución de la población (70% de ansiosos) puede reflejar la  selección natural, en la que los individuos con mayor ansiedad habrían estado mejor equipados para sobrevivir a los peligros en su ambiente que aquellos que están menos intranquilos y preocupados.

En el Proyecto de Investigación de Psicoterapia de la Fundación Menninger, 18 de 35 pacientes  mostraron un incremento de la ansiedad al finalizar la psicoterapia, aún cuando 13 de estos 18 pacientes alcanzaron mejorías sustanciales de acuerdo al juicio de evaluadores independientes. Es decir, la mejor salud mental, la mejoría de los síntomas no conlleva necesariamente un menor monto de ansiedad, incluso a veces, conlleva su aumento.

La ansiedad, además, tiene una función de adaptación a una cultura determinada y a su supervivencia. Erikson estudió las relaciones entre el individuo y la cultura: la psique individual es generada y configurada dentro de los requerimientos, valores y sensibilidades de un contexto cultural particular. Él pone como  ejemplo diferentes culturas estadounidenses nativas. Descubrió que la geografía y la economía, a través de la crianza de los niños, plasman la  personalidad para crear el tipo de individuo que la cultura requiere. Los Sioux, cazadores, eran nómadas, con un mundo organizado en forma centrífuga. Los Yurok eran pescadores de salmones que remontan el río cada año. Tenían un mundo organizado en forma centrípeta. Los Sioux valoraban la fuerza y los Yurok acentuaban el control y la limpieza. Las políticas de crianza de los Yurok subrayaban la importancia de los límites y prohibiciones relativos a la gula. El comienzo de la alimentación era demorado y el destete se imponía de forma brusca y relativamente temprana, con desprendimiento forzado de las madres. Estas prácticas creaban, según Erikson, una nostalgia infantil respecto de un  tiempo de abundancia y una actitud de súplica frente a poderes sobrenaturales, posturas adaptadas a los pescadores de salmones. Podríamos decir que la ansiedad de separación, acentuada en la crianza de los Yurok, aseguraba la forma de vida de la comunidad, con un centro, sin dispersión y con rituales de súplica a poderes sobrenaturales. La ansiedad de separación de los Yurok podría ser sufrida por muchos de sus miembros como una dificultad añadida a su vida, como una “patología” y, sin embargo, era una ansiedad adaptativa para el mantenimiento de la comunidad y las reglas de juego. En cambio, para los Sioux, la ansiedad se centraba en la inmovilización. Debían criar niños que se sintieran ansiosos de adultos frente a la inmovilización, lo  que favorecía su adaptación a una vida  nómada.

Podríamos pensar en las ansiedades actuales y su función  grupal de adaptación a la cultura,  lo que excede de la  pretensión inicial de este artículo,  pero es una dimensión que, a veces, olvidamos:  la función social de las ansiedades más extendidas en una población, podríamos decir incluso: la función social de las patologías más extendidas.

Como paréntesis y por asociación con el párrafo  anterior, se ha observado en las crías de los animales, cuando son separadas de sus madres, una manifestación de su ansiedad que consiste en una serie de chillidos llamados vocalizaciones de malestar. Si se les administra un fármaco –la imipramina- se bloquean estas vocalizaciones en los perros y en los monos. Y no parece ser casualidad que la imipramina sea un fármaco efectivo en el tratamiento de las crisis de angustia de los seres humanos. Esto abonaría una hipótesis de relación entre la ansiedad de abandono y algunos trastornos de ansiedad, concretamente, las crisis de angustia.

Desde la psicología actual se habla de un concepto nuevo en relación a la ansiedad. Sabemos que el tópico de la “relajación”, como solución a todos los problemas relacionados con la ansiedad, ha estado sobrevalorado.  Se  trata más  bien de tolerar un  cierto grado de ansiedad. Por eso se habla de sensibilidad a la ansiedad. La sensibilidad a la ansiedad se refiere a la sensibilidad a  experimentar ansiedad.  Es la tendencia a experimentar miedo ante los síntomas de ansiedad y se asocia a la creencia de que tales síntomas tienen consecuencias peligrosas. Por ejemplo, cuando el metro se para en la mitad de un túnel, casi todos los pasajeros experimentan un cierto grado de ansiedad que aumenta a medida que se prolonga el tiempo de parada. Pero algunos de los pasajeros se asustan de su ansiedad, comienzan a percibir los latidos de su corazón, el sudor que les invade, un nudo en el estómago...y tienen el  presagio de que todo eso va a ir a peor, de que no van a poder soportar esas sensaciones. Al mismo  tiempo, les pueden invadir pensamientos de posibles catástrofes personales y colectivas ligadas al hecho de que el metro se ha detenido. Es decir, tienen una marcada sensibilidad a la ansiedad. La sensibilidad a la ansiedad es un factor de riesgo para los trastornos de ansiedad. De  ahí  que en el  estudio que se reseñaba arriba, las personas pueden mejorar de sus síntomas de trastornos mentales aún cuando  aumente  su ansiedad. Fundamentalmente porque la pueden tolerar mejor. Lo importante puede ser aumentar la tolerancia a la ansiedad.

Podemos reflexionar, además, acerca de la imposibilidad de no sentir ansiedad. Somos, tal vez, los únicos seres vivientes que sabemos de forma consciente que vamos a morir. Lidiar con ese conocimiento no puede dejarnos relajados, sino ansiosos. El miedo a la muerte no elaborado puede estar debajo de los trastornos de ansiedad. Por esta razón podemos  considerar a estos trastornos los trastornos  humanos por excelencia.

En las terapias psicodinámicas hay diferentes conceptos ligados a lo que llamamos en las corrientes cognitivas tolerancia a la ansiedad.  En general y con distintas terminologías se trata de reforzar el yo como instancia psíquica, el self, el sentimiento de agencia definido como la asunción gradual de la responsabilidad por la propia vida, que genera un sentimiento de seguridad y control (Schafer citado por Mitchell) y, todo ello, dentro de una relación entre el analista y el paciente en la que con frecuencia la primera y más importante función del analista es aquélla que falló para que el paciente no pueda tolerar la ansiedad: la contención. Un paciente que no tuvo esa contención en la infancia, es decir, la capacidad de un adulto para reconocer la emoción del niño, tolerarla, legitimarla y prestarle un lugar donde alojarla, no ha podido interiorizar esa capacidad. No puede mantener dentro de sí emociones y sensaciones que resultaron insoportables para sus figuras materna y/o paterna. Muchas mejorías de síntomas no suceden como consecuencia de acertadas interpretaciones, aunque también sean parte del trabajo, sino porque el espacio terapéutico es un espacio básico de contención.

También dentro de las modernas terapias cognitivas se habla, de algún modo, de este espacio interno.  Así en la Terapia de Aceptación y Compromiso y en Mindfulness se da un paso más en la forma de enfocar la  psicoterapia. Si en las terapias conductuales se trataba de modificar la conducta y en las cognitivas de modificar los esquemas mentales y distintas creencias disfuncionales, en estas nuevas terapias se trata de modificar...¡el contexto! ¿Y qué es este contexto? Pues precisamente ese espacio interno de contención del  que hablaba antes. Ya no tratan, desde estas formas de psicoterapia, de modificar o  eliminar síntomas sino de no evitarlos. Se considera, desde estas nuevas corrientes cognitivas, que la base del sufrimiento está en la evitación del dolor, algo  que nos suena profundamente a los gestaltistas: Que es la evitación de determinadas situaciones o emociones o incluso síntomas, lo que produce la patología. Incluso en Mindfulness se proponen técnicas de meditación para acoger sin juzgar todas las vivencias corporales, mentales y emocionales. Algo que también nos resuena a los terapeutas Gestalt, ya que una de las influencias que reconocemos que integró Perls fue el budismo Zen.

Desde la Gestalt, Perls, hablaba de llenar los agujeros de la personalidad. Y decía que la parte más importante que puede faltar es el centro y que había necesidad de llenar ese centro. Conceptos como desarrollar el centro o estar cimentado en uno mismo, eran claves para Perls (Perls citado por Pedro de Casso en el boletín 27 de la AETG).

En Gestalt no pretendemos modificar al sujeto. El paciente tiene nuestro permiso para experimentar emociones desagradables y, al hacerlo, aumenta su capacidad de experimentación. Hay algunos autores que han hablado de conceptos derivados de los utilizados por Perls. Marcos José y Rosane Lorena Müller-Granzotto hablan de forma nueva del juego neurótico o sano y nos vamos a detener en algunos de los conceptos que ellos exponen. Para estos autores el juego neurótico o sano se da en la relación entre las excitaciones y las inhibiciones. Las excitaciones no son sólamente tratadas como emociones, sino como expresiones motoras, al igual que las inhibiciones de esas expresiones motoras. Las primeras inhibiciones son conscientes. Por ejemplo, el niño quiere jugar  y se da cuenta de que los padres están durmiendo  y se despertarán malhumorados si hace ruido. De manera que  el  niño decide hacer el mínimo ruido e inhibir su excitación que le  llevaría a correr, hacer ruidos...etc. En este caso, la inhibición es una decisión voluntaria. La excitación permanece en el trasfondo hasta que el medio presente un estímulo capaz de retomarla. Y esta ocasión se puede presentar poco después o al cabo de años. Esta inhibición voluntaria no es un desencadenante de síntomas neuróticos. Para que se estableza un cuadro neurótico es necesario que se produzca algo más: la represión de la  inhibición deliberada. Es decir, que a ese niño se le olvide que inhibió su excitación por una razón y convierta esa inhibición en un hábito. Para estos autores la excitación no se puede olvidar, pero el  control deliberado de esa excitación sí se olvida y permanece fuera de la conciencia.  Se aprende como un esquema motor, como hábito, e implica al pensamiento, a las emociones, a los músculos y a todo el organismo. Se aprende a bloquear la excitación pero se olvida ese aprendizaje.

Los Müller-Granzotto van un paso más y explican lo que ellos  llaman la formación reactiva.

Antes de hablar de este concepto introducido por ellos  recordemos que para PHG (Perls, Hefferline y Goodman) el sí mismo no es una cosa sino un estilo de contactos entre el  organismo y el  ambiente, Y la frontera contacto es el sí mismo  en movimiento. Pues bien, en esa frontera contacto aparecen continuamente nuevos datos, nuevas situaciones que hacen que el sí mismo se actualice. El símil  más utilizado de la frontera contacto es la piel, que nos separa del ambiente y permite, al  mismo tiempo, intercambios con ese mismo ambiente. Continuamente aparecen en esa frontera/piel nuevos datos. Unos internos, como sensibilidad a sustancias, calor o dolor por enfermedad y otros derivados de situaciones externas como calor, frío, insectos, caricias...etc. Cuanto más sano sea ese sí mismo, más adaptación existe al nuevo dato.  Cuanto más patológico sea, menos adaptación existe, el sí mismo  se reedita una y otra vez de forma rígida.

Pues bien, para estos autores, cuando un  nuevo dato aparece en la frontera contacto y este dato es suficientemente ansiogénico (ellos no utilizan esa palabra),  el dato ofrece la oportunidad de realización, si no para la excitación originalmente inhibida, al menos para alguna otra que haya sufrido la intervención del hábito inhibitorio.  Si hubiera tal realización, alguna situación inconlusa se destruiría.  Sin embargo, a veces, la excitación inhibida no puede traspasar el hábito inhibitorio que, como hemos visto, no es consciente, podríamos decir que entra dentro del conocimiento procedimental. En esos momentos y  para liberarse del estado ansiogénico amplificado, la inhibición puede reaccionar no ya contra la  excitación sino contra el  sistema self, es decir,  contra ese nuevo dato que apareció en la frontera contacto.

En el  símil de la piel y en el ejemplo que hemos propuesto, la inhibición puede llegar a negar el dato que aparece en la frontera contacto y, por lo tanto, no sentir el calor o el frío, insensibilizando la piel. En esta etapa ulterior  el hábito inhibitorio se transforma en lo que ellos llaman la formación  reactiva. Esta formación reactiva es una respuesta automática de urgencia, cuando el organismo se ve amenazado. Es una respuesta similar a la de hacerse el muerto, entrar en shock, huir presas del pánico, es decir, es una forma de que continúe la inhibición aprendida en forma reprimida u olvidada. Se llega a negar el dato de la frontera contacto y la inhibición reprimida pasa a hacer las funciones del ego.

Por lo  tanto, solamente estimulando el impulso se puede acceder al recuerdo del hábito aprendido. Y esto es lo que, sobre todo en el  trabajo grupal, se potencia en la Gestalt.

En todos los artículos y textos gestálticos anteriores se proponen siempre experimentos. Son experimentos en los que el paciente, sobre todo en el modelo de terapeuta-grupo, es empujado a favor de la sensación, a favor de la excitación. A este respecto PHG (citados por Müller-Granzotto) escriben: “la terapia de la neurosis (...) consiste en contactar deliberadamente estos hábitos o “fisiología secundaria (que remite a las reacciones fisiológicas que corresponden a las olvidadas y reprimidas inhibiciones), mediante ejercicios progresivos, con la finalidad de hacer tolerable la ansiedad”.

Volvemos  a la  cuestión: contactar con esas sensaciones olvidadas, con los sentidos,  con las inhibiciones, para poder hacer más tolerable la  ansiedad.

Ésta sería la cuestión más importante en la  clínica de los trastornos de ansiedad y común a todos ellos. Y, además, es común, aunque con distintas terminologías, a distintas corrientes psicoterapéuticas.

Naturalmente, la clínica concreta tampoco es algo a olvidar. Así en un paciente obsesivo el trabajo, además de la tolerancia a la ansiedad, será el trabajo con su Superyó o su Perro de Arriba, y su necesidad de ajustarse a un ideal. La temática en cada trastorno es distinta pero hay algo común: tratar de hacer dentro de sí un espacio mayor desde el  que se pueda sustentar la ansiedad. Poder ser capaz de experimentar, por tanto, más enfado,  más deseo, más emociones en general y más ansiedad en particular. Poder hacerse conscientes, en la terminología que hemos empleado, de las inhibiciones olvidadas. Un trabajo en los temas que el paciente trae y que le irán involucrando, cada vez más emocionalmente, y un trabajo  con el vínculo, trabajo indispensable para poder sustentar el trabajo y determinar el timing.  Estamos hablando de incrementar la excitación, y el ritmo y el momento no pueden depender sino del paciente y,  muy especialmente, de la forma en que el paciente maneja su ansiedad. Y esto atañe en parte a la gravedad de la patología pero, también e incluso más, a los modos en que el paciente consigue tranquilizarse. Por ejemplo,  si recurre o  no a sustancias o al alcohol, si tiene tendencias autolíticas cuando se siente superado por la ansiedad...etc.

Finalmente, el paciente, al concluir un proceso terapéutico, debería tener más capacidad de contener su ansiedad, sin hacer síntomas por ello, es decir, debería haber realizado cambios en el contexto (terminología cognitiva), o tener un yo más fuerte (terminología psicodinámica en general),  o, desde la terminología de Perls tener un mayor autoapoyo. Por esa razón el título de este artículo hace referencia a esa capacidad de autoapoyo como a lo  que falta, a la carencia que presenta un paciente con un  trastorno  de ansiedad. En forma más  poética, a un paciente con un trastorno de su condición humana, un paciente que aprendió a estar ansioso  para sobrevivir él y/o para la supervivencia de su comunidad y su cultura.



BIBLIOGRAFÍA

Gabbard (2002).  Trastornos de Ansiedad en Psiquiatría Psicodinámica en la Práctica Clínica. 249-287. España. Editorial Médica Panamericana.

Mirtchell S. A. y Black M. J. (1995). Más allá de Freud. España. Ed.  Herder

Müller-Granzotto M J y R L.  (2009). Fenomenología y Terapia Gestalt. Santiago de Chile Ed. Cuatro Vientos.

Perls F. (1996). Sueños y Existencia. Santiago de Chile. Ed. Cuatro Vientos.

De Casso, P. (2007) Un recurso gestáltico clave: El manejo de la polaridad “perro de arriba-perro de abajo”. Revista de Terapia Gestalt A.E.T.G. nº 27.

Luciano Soriano, M C. Valdivia Salas M S. (2006). La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Fundamentos, Características y Evidencia. Papeles del Psicólogo vol, 27. 79-91.

Vallejo Pareja M A. (2006). Mindfulness. Papeles del Psicólogo vol, 27. 92-99




miércoles, 8 de febrero de 2012

Carl Jung, la función compensatoria de los sueños.

En “Realidad del alma”, Carl Jung nos dice que el inconsciente es un ente natural, moral, estética e intelectualmente indiferente, que sólo resulta verdaderamente peligroso cuando nuestra posición consciente sobre él es falsa. A medida que nos separamos del inconsciente aumenta su peligrosidad. Pero a medida que  el paciente comienza a asimilar su contenido disminuye también el peligro del inconsciente
 Dice que hace tiempo se superó la teoría de que los sueños son deseos reprimidos o desplazados; pueden serlo, pero también pueden ser verdades inexorables, ilusiones, fantasías descabelladas, anticipaciones, proyectos…y hasta visiones telepáticas. Para Jung la mayoría de los sueños tienen una función compensatoria.
Explica su teoría de la compensación diciendo que es una regla fundamental del comportamiento psíquico. La escasez aquí produce el exceso allá. La misma compensación existe entre lo consciente y lo inconsciente. Esta es una de las reglas mejor confirmadas para la interpretación de los sueños. La compensación no sólo realiza deseos sino que es más real cuanto más se desplaza o reprime; al igual que la sed, no termina cuando se la reprime. Antes de interpretar un sueño se pregunta ¿Qué actitud consciente compensa el sueño? Y de ese modo relaciona estrechamente el sueño con la actitud de la conciencia. Para él hay una relación de causalidad entre la conciencia y el sueño.
 Cuenta el sueño de un paciente joven que soñó lo siguiente: "Mi padre se alejaba de la casa en su nuevo coche. lo guiaba muy torpemente, cosa que me excitaba. Mi padre corría en zigzag y a veces, ponía el coche en peligro con sus maniobras. Por fin chocó contra una pared, lo que produjo desperfectos en el automóvil. Lo llamé, iracundo, instándole a que se comportase razonablemente. entonces mi padre se echó a reír y observé que estaba ebrio."
 El hijo aún dependía del padre, era un hijo de papá. Las relaciones de este paciente con su padre eran afectuosas y además sentía una gran admiración por él. En el sueño, su inconsciente trataba de rebajar al padre y de exaltarse a sí mismo. La conclusión a la que llegaron es que el sueño realiza una compensación muy conveniente pues empuja al hijo a un  contraste con el progenitor necesario para llegar a alcanzar  la conciencia de sí mismo. 
Por otra parte, considera que es fundamental, para asimilar el contenido de un sueño, que no se hiera ni se destruya ningún valor positivo de la personalidad consciente pues la compensación sólo es efectiva cuando coopera con una conciencia íntegra. La comprensión del paciente debería, según Jung, ser el producto de la reflexión de terapeuta y paciente, no una comprensión unilateral seguida de un intento de convencer al paciente. El peligro de la comprensión unilateral del terapeuta es que enjuicie al paciente basándose en sus propios prejuicios, por eso no es conveniente adelantar resultados al paciente porque lo que se consigue es paralizar su evolución. El terapeuta debería estar dispuesto a descubrir en cada paciente una teoría del sueño  completamente nueva con la actitud propia del que tiene que aprender del caso tanto como el propio paciente.