"Yo pienso que la fragilidad humana necesita de un cierto conjuro para mostrarse, una invitación silenciosa que, de no llegar nunca, la deja expuesta a la enfermedad, a la somatización. Y el sacerdote capaz de obrar semejante conjuro en nuestro tiempo es el psicólogo. El hombre de nuestros días vive psicologizado, necesitado de la psicoterapia para poder soportar sus heridas, que no son sino efecto de lo que no se ha podido decir en la vida, de lo que no se ha podido dar, mostrar, ser. Porque quizá nunca se ha recibido la invitación a dar, a mostrar, a ser uno mismo. Y, en este sentido, creo que tenemos todos delante, para con nuectros semejantes, una tarea terapéutica. la difícil tarea de dejar de explicar a los demás como son- a la luz de cómo deberían ser- para empezar a dejarles ser como son, a dejarles brillar con luz propia."
"Conversaciones en Silos". Edit Kailas
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