La terapia es un camino de crecimiento

La terapia es un camino de crecimiento.

La primera etapa es la de la partida del viaje: el paciente decide acudir en demanda de ayuda para superar una crisis o enfermedad de algún tipo.

En terapia se cruza un umbral que consiste en una decisión voluntaria y consciente de querer mirar hacia dentro y entregarse a la búsqueda de otra manera de ser. A lo largo del camino el paciente descubre introyectos, recoge proyecciones e integra polaridades.

Al final del camino le espera el redescubrimiento de sí mismo pues las fuerzas buscadas y ganadas han estado siempre dentro de su corazón.

lunes, 8 de enero de 2018

LA RABIA



                  
Resultado de imagen de HULKLa rabia tiene como función preparar el organismo, aumentando el vigor, la fuerza, la resistencia y otros recursos, movilizándolo para la autodefensa o para la eliminación de obstáculos para conseguir sus metas. Como respuesta instintiva, la rabia se da ante estímulos que interpretamos como amenazantes para nuestra integridad psíquica o física, o que impiden la satisfacción de una necesidad.
La amígdala, centinela emocional del organismo, actúa como almacén de memoria de experiencias emocionales arcaicas y tiene un papel esencial en las respuestas de rabia, interpretando y reconociendo estímulos del ambiente, y activando reacciones corporales que preparan al organismo para la huida o la lucha.
En etapas tempranas del desarrollo, el tipo de conexión con la experiencia de la emoción de rabia que irá estableciendo el bebé, se verá determinada por el tipo de vínculo que mantenga con su figura principal de apego. La capacidad de autorregulación emocional se desarrolla cuando el bebé experimenta sintonía afectiva con la figura de apego y sus reacciones de rabia son regularmente precedidas de respuesta de consuelo proveniente de la figura de apego. El bebé aprende que la sensación desagradable da paso a otra agradable y que a través del contacto protector de la figura de apego, la frustración, la rabia y la ansiedad darán paso a la calma y el bienestar.
La rabia es necesaria para discriminar y reorganizar los elementos necesarios, rechazando aquellos que no lo son.
En la infancia, el bebé pasa de un estado fusional con la madre a otro en el que poco a poco va configurando su yo. Uno de los recursos básicos utilizados por el organismo para llevar a cabo el desarrollo de esta función es la rabia junto con otros recursos como la huida, parálisis, sumisión, alegría, tristeza, miedo, etc…
Según el ambiente en el que crezca el niño la rabia  puede ser inhibida o utilizada en exceso y en forma disfuncional.
Si la persona vive experiencias continuadas de censura, desaprobación, prohibición o amenaza hacia la expresión de su rabia, surgirán emociones de vergüenza o miedo hacia ese polo, que impulsarán la formación de una frontera rígida entre las partes aceptadas y las partes rechazadas de la personalidad.
Un organismo que se ha visto desposeído de la función rabia tendrá dificultades para evitar aquellos elementos que sean amenazantes para la autoconservación física o psíquica.  Un estancamiento patológico de la personalidad. Si la respuesta precisamos en un momento dado nuestro  es la rabia, quedará reprimida y sustituída por amabilidad, parálisis, sumisión....y surgirá la autocrítica,  vergüenza, tristeza, autoagresión u otros mecanismos de interrupción del contacto interno con esta emoción cuando ésta intente manifestarse.
La no aceptación de la función rabia lleva a una situación de hostilidad interna entre las partes idealizadas de la persona que prohíben y amenazan de forma autoritaria, y las partes instintivas que exageran, manipulan, usan el victimismo de forma hábil y astuta.
Es así como, el sentimiento de sentirnos amenazados se transforma en autoagresión, el deseo de controlar al mundo se convierte en autocontrol, el deseo de criticar al otro se convierte en autocrítica, etc…
Otras formas de manifestación de este conflicto son algunas formas de depresión y la cronificación del estado de preocupación. En el caso de la depresión, el esfuerzo mantenido por la persona para reprimir la rabia emergente más la rabia vuelta sobre la propia persona, se manifiesta finalmente como depresión. O tal vez  experimente una sensación de parálisis que origine la aparición del estado de preocupación: deja de ocuparse de cambiar las situaciones para constantemente pre-ocuparse sin hacer nada por buscar soluciones.

Esto ocasiona con frecuencia graves dificultades para distinguir los límites en las relaciones. En las relaciones amorosas, vivirá los límites del otro como vacío interior angustioso, que a su vez pondrá en marcha la función rabia de forma inconsciente. La consecuencia de este proceso es que la persona sentirá rabia hacia la persona de la que depende, manifestándose en enfado, crítica, culpabilización, exigencia, amenaza, etc…

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