La terapia es un camino de crecimiento

La terapia es un camino de crecimiento.

La primera etapa es la de la partida del viaje: el paciente decide acudir en demanda de ayuda para superar una crisis o enfermedad de algún tipo.

En terapia se cruza un umbral que consiste en una decisión voluntaria y consciente de querer mirar hacia dentro y entregarse a la búsqueda de otra manera de ser. A lo largo del camino el paciente descubre introyectos, recoge proyecciones e integra polaridades.

Al final del camino le espera el redescubrimiento de sí mismo pues las fuerzas buscadas y ganadas han estado siempre dentro de su corazón.

viernes, 9 de mayo de 2014

LA ENVIDIA




SUPERAR LA ENVIDIA


     La envidia es una emoción que todos hemos sentido en alguna que otra ocasión. Sentir envidia no tiene por qué ser negativo, pues ante esta emoción se nos presenta una oportunidad de crecimiento personal y de mejora de nuestra autoestima.

    Cuenta la leyenda que una serpiente vio a una luciérnaga y la empezó a perseguir. Esta huía con miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir. Huyó un día, y la serpiente no desistió; dos días, y la víbora seguía tras ella. En el tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y le dijo a la serpiente:
- ¿Puedo hacer tres preguntas?
- No acostumbro, pero como te voy a devorar, pregunta- respondió la serpiente.
- ¿Pertenezco a tu cadena alimentaría?- preguntó la luciérnaga.
- No.
- ¿Te hice algún daño?
- No.
- Entonces, ¿por qué quieres devorarme?
- Porque no soporto verte brillar.
    La palabra envidia proviene del latín “invidere”: mirar con malos ojos. Todos la reconocemos. Nadie es ajeno a ella. Cuando nos miramos en el espejo de la envidia siempre nos parece que los demás tienen, o son más que nosotros y nos sentimos frustrados.
Decía Ovidio: “La envidia hace parecer más abundantes las mieses de los campos ajenos y más rico en leche el rebaño del vecino”.
Nos hace desear no ser quienes somos y que el otro no sea quien es o no tenga lo que tiene. ¿Cómo detectamos la envidia? Es un dolor concebido en el pecho o una especie de encogimiento del espíritu debido al bien y a la prosperidad de otro. En este encogimiento hay una herida que produce dolor y tristeza.

UN ESPEJO DEFORMANTE
La envidia se asienta en la inseguridad causada por el desconocimiento del propio potencial y cualidades. Al no conocernos, no nos valoramos y construimos una autoestima deficiente. Esta falta de confianza nos mueve a compararnos constantemente con los demás. Y siempre habrá alguien más alto, más rápido, más inteligente, más culto más bondadoso y con más dones que nosotros. El espejo de la envidia siempre nos muestra nuestra incapacidad.
Una cosa es sentir envidia y otra permitir que la envidia dirija nuestra vida. Cuando no aprendemos a canalizar la envidia de forma ecológica e inteligente, la envidia se convierte en contaminante y destructiva. No sólo para los demás sino, y muy especialmente, para nosotros mismos.
¿Cuándo aparece la envidia? Cuando otra persona sobresale y se cree que no se lo merece, cuando se siente amenazado su estatus.
El envidioso siempre lleva una máscara puesta porque socialmente, la envidia no está bien vista y mostrarla sería motivo de vergüenza. Así, finge y reprime la ira, la indignación y la frustración que le provocan los éxitos y bienes conseguidos por el otro. El descontento y su propia infelicidad son sus consecuencias.
La energía de la envidia intenta destruir a la persona envidiada minimizando sus logros, minando su prestigio, contaminando en forma de rumores, murmuración o medias verdades, mintiendo o menospreciando al otro. La envidia se convierte patológica cuando desaparece cualquier forma de generosidad y aflora la insatisfacción y la amargura; cuando uno deja de sentir alegría por las cosas buenas y siente una “alegría insana” por los males que afligen al otro.

COMO RECICLAR LA EMOCIÓN.

- Dar nombre a la emoción, para esto se requiere valor y honestidad y es el primer paso para gestionar la envidia creativa.
- Traducir la envidia: ¿Qué me dice la envidia acerca de cómo me relaciono conmigo mismo? ¿Qué me dice acerca de cómo me relaciono con los demás? ¿Qué me dice sobre mi proyecto de vida?
Cuando hayas identificado las informaciones de la envidia, elige tres puntos de trabajo. Por ejemplo, “mejorar mi autoconocimiento y detectar diez puntos fuertes”, “mejorar la conducta generosa reconociendo y expresando a diario lo que me agrada de los demás y de mí” y “dejar de compararme constantemente con los demás”.
Finalmente debes diseñar un plan con objetivos concretos para trabajar las líneas de mejora detectadas.
Centrarse en el crecimiento personal es más laborioso y lento que otras medidas, pero este trabajo de autoconocimiento irá repercutiendo progresivamente en la mejora de la autoestima. Centrarte en tu propia mejora personal. Si inviertes la energía emocional e intelectual en el cumplimiento de tu proyecto de vida y en la mejora de tu mundo, no dejarás espacio, ni tiempo, ni energía disponible para la construcción de la envidia. Porque toda la energía que se dirige a crear no se dirige a destruir. Elegir está en tus manos.

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